Ruta circular

Fuentes de Peñacorada-Pico Peñacorada-Fuentes de Peñacorada

Fuentes de Peñacorada situada a unos 1.500 m. de altitud, tiene la suerte de tener uno de los entornos naturales con los paisajes más bellos de la comarca.

El entorno montañoso con frondosos bosques que rodea a este pueblo es el hogar de especies amenazadas como el oso pardo y el lobo. Además, es un ecosistema digno de ser visitado por el que transitan diversas rutas de senderismo.

También tienen un gran patrimonio histórico-cultural. Una muestra de ello es su Iglesia del siglo XIV construida en un estilo románico leonés popular. En otra época hubo más templos religiosos, a día de hoy se conserva la lápida funerario Valdiniense que se encontró en la ya derruida Ermita de San Higinio.

En lo alto del pueblo se observa lo que aún quedan restos en pie del Castillo de Monteagudo. Una fortaleza que defendió estas tierras hace años y que ahora necesita ser restaurada para que pueda apreciarse su belleza durante muchos años más.

Debido al nombre del pueblo, hay un monumento que nadie puede perderse y ese es el de la Fuente El Coro. Una fuente de aguas abundantes y cristalinas de la que aún no se ha datado la fecha pero todo apunta a que sea una construcción creada por los romanos, expertos en construcciones acuíferas.

Y ahora a lo que nos trae aquí, la ruta de montaña, que en esta ocasión resultó ser algo más dura de lo que pensábamos. Cuando una ruta comienza cuesta abajo, malo malo.

Dejamos los coches en una plaza donde había una marquesina con los contenedores de basura.

Bajando por la calle como a unos 100 metros, sale un camino a la izquierda por el que tiraremos.

La pista continua hacia abajo hasta cruzar el arroyo y justo ahí, giramos a la derecha para comenzar a subir por la pista con dirección Oeste y poco a poco llegaremos a un aprisco (cuadra con caballos)

Descansamos un poquito y aprovechamos para aligerar ropa ya que la pendiente cada vez se ponía más dura y sobraba de todo.

Dejando la cuadra y el pilón a nuestra izquierda, continuamos por la pista como 400 metros y dejaremos esta para desviarnos a la derecha y seguir el curso de un arroyo hasta llegar al hayedo. Este es el primer tramo duro de la ruta, aquí es donde la fama cuesta y se empieza a pagar.

Este tramo por el bosque fue de lo más acogedor, una senda bien marcada nos llevó de oeste a este hasta salir del hayedo.

Una vez fuera del hayedo pudimos contemplar algún pequeño ejemplar de tejo(Taxus baccata).

Continuamos subiendo en zeta hasta llegar al alto de una pequeña campa desde donde ya podíamos divisar la cima de Peñacorada.

Hicimos un alto para tomar un tentempié y así poder afrontar mejor el último tramo de ascenso.

Tras el merecido descanso, enfilamos el último tramo de ascenso que nos llevó por un cresteo la mar de entretenido a la par que algo peligroso y al poco ya estábamos haciendo cumbre.

Ya en la cima, las fotos de rigor y rapidito para abajo, se ponía a nevar y no prometía ser nada divertido, así que continuamos ya con el vertiginoso descenso.

Para el descenso, tomamos dirección este hasta un collado justo por debajo de la cumbre y desde este punto el vertiginoso descenso campo a través donde sudamos la gota gorda por lo empinado de la ladera.

Concluido este vertiginoso descenso, llegamos a un paso entre dos peñas, lugar este donde decidimos parar para comer, el lugar era de ensueño, pero el frio que hacía, nos hizo comer a la carrera para continuar camino.

Comenzamos con el último tramo de la ruta, pero en esta ocasión en lugar de terminarla por una aburrida pista, aun nos aguardaban buenas y gratas sorpresas.

Como a 500 metros de donde comimos, nos cruzamos con la pista que hoy en día forma parte del camino de peregrinos, Camino olvidado, pero nosotros continuamos por la vereda que durante las guerras Cántabras, siguieron las legiones romanas para ir a luchar contra las tribus cántabras, astures y vadinienses.

Este tramo de la ruta, no podía ser mas guapo e inesperado, solamente dejaros las fotos para que juzguéis.

Como a mitad del camino antes de llegar a Fuentes de Peñacorada, salía una vereda que lleva a las ruinas del castillo de Monteagudo, el cual dejamos para otra ocasión.

Justo antes de entrar a Fuentes, la naturaleza nos obsequió con una muy bonita nevada.

A la entrada del pueblo, charlamos con un lugareño muy amable al que amenazamos con volver.

Pero aun las sorpresas no se habían terminado, hay un monumento que nadie puede perderse y ese es el de la Fuente El Coro. Una fuente de aguas abundantes y cristalinas de la que aún no se ha datado la fecha pero todo apunta a que sea una construcción creada por los romanos, expertos en construcciones acuíferas.